martes, 5 de febrero de 2013

El zoo

























 Estaban los bomberos en la central cuando, de repente,

Uaaaaaauaaaaaauaaaaaauaaaaaaa

¡Rápido! Se está quemando el zoológico. Tenemos que salvar a los animales. Que todos los bomberos se suban a sus camiones. Pablo corrió hacia Nino acompañado por Fuego y Agua.

Niiiiiinoniiiiiiinoniiiiiinoniiiiiinoniiiiiiiinoniiiiiiinoniiiiiiiiiiiinoniiiiiiiiinoniiiiiiiiiiinoniiiiiiino

Pronto llegaron al zoo. Había mucho fuego y los bomberos empezaron echar agua con las mangueras.

Plosh, plosh, plosh, plosh

En ese momento llegó el director del zoológico.

- Los monos -gritó nervioso-. Hay que sacarlos de su jaula. Están subidos a los árboles, pero el fuego ha prendido en los troncos.

Pablo no perdió el tiempo y se acercó veloz con Nino.
- ¡Rápido Nino! ¡Despliega la escalera!

Chucuchucuchucuchucuchucuchucuchucuchucuchucu

El bombero subió rápidamente.
- Vamos monos, saltad a la escalera -los animales no perdieron la oportunidad de escapar y saltaron hacia el camión. Bajaron la escalera a gran velocidad y se pusieron a salvo.

- ¡Bieeeeen! Hemos salvado a los monos.

- Gruarrrrr, Gruaurrrrrr.

- Mirad, el león se está quemando su colita, ¡rápido hay que echarle agua! -Pablo cogió la manguera y apagó la colita del león.

Plosh, plosh, plosh, plosh 

- Vamos Agua, convence al león para que venga con nosotros y salga de su jaula.
Miauuuuuuuu, miauuuuu -la gatita protestaba porque le daba miedo el felino.
- Venga Agua, que solo es un gatito grande -la gata saltó dentro de la jaula a regañadientes y convenció al león de que saliera sin morder ni arañar a nadie.

El director gritaba desesperado.
- ¡Rápido, sacad a los tiburones de su pecera! El agua se está calentando y se están asando.

Tenían que llamar a la central para que les enviaran el helicóptero.

Titutitutitutu

- ¿Hola? ¿Central?
- Sí, aquí es la central de bomberos.
- Mandadnos un helicóptero que hay que salvar a los tiburones del zoo.
- Ya va para allá.

Chucuchucuchucuchucuchucu

- ¡Rápido! Hay que atar una red al helicóptero para sacar a los tiburones de la pecera y meterlos dentro del depósito de agua de Nino.

El helicóptero cogió a los tiburones con la red y los metió con mucho cuidado dentro de Nino para que no se ahogaran.

- Ya hemos evacuado a todos los animales -aseguró el director.
- Y nosotros hemos apagado el fuego -dijeron los bomberos.

- Animalitos, ¿queréis que os lleve a dar una vuelta en Nino?

- Gruar gruar sí -rugió el león.
- Hi hi hiiiiiiii hu hu sííííí -gritaron los monos.
- Pruuuuuuu, pruuuuu síííí -barritó el elefante.
- Chac chac síííí -chaquearon los cocodrilos sus dientes.

Y Pablo se los llevó a dar una vuelta en Nino por toda la ciudad.

Niiiiiinoniiiiiiinoniiiiiinoniiiiiinoniiiiiiiinoniiiiiiinoniiiiiiiiiiiinoniiiiiiiiinoniiiiiiiiiiinoniiiiiiino

lunes, 5 de diciembre de 2011

Agua


























Fuego paseaba aburrido por la central cuando, de repente:
Uaaaaaauaaaaaauaaaaaauaaaaaaa
Sonó la alarma.
-¡Rápido, a los camiones! -de todas partes salieron bomberos corriendo de un lado para otro. Pablo se montó en Nino y se preparó para hacer frente a la emergencia.
Las puertas se abrieron y los camiones salieron pitando.

Niiiiiinoniiiiiiinoniiiiiinoniiiiiinoniiiiiiiinoniiiiiiinoniiiiiiiiiiiinoniiiiiiiiinoniiiiiiiiiiinoniiiiiiino

Fuego vio su oportunidad y se escapó por una puerta antes de que se cerrara.
Patapatapatapatapatapatapatapatapata
Corrió sin rumbo determinado.

Pablo llegó al incendio el primero.
- ¡Vamos Fue...! -empezó a gritar, pero se quedó a medias porque su perro no estaba dentro de Nino.
- ¡Fuego! ¿Donde está Fuego? -el resto de los bomberos que habían acudido a la emergencia no supieron responderle-. Me voy a buscarle. Apagad el fuego sin mí.
- Vale Pablo -le respondieron sus compañeros-. No te preocupes. Esto está controlado -dicho esto sacaron las mangueras y apagaron las llamas.
Plosh, plosh, plosh, plosh
Pablo volvió a la central.
- Jefe ¿Has visto a Fuego? -preguntó.
- No, pero menos mal que has vuelto. Se nos ha inundado el almacén por una cañería rota y se nos van a romper todas las hachas.
Sin perder un segundo Pablo sacó la manguera de Nino y la puso en modo absorber.

Ssssssshup ssssssssshup sssssssshup

En un periquete había absorbido toda el agua.
- Gracias Pablo. Has salvado las hachas de todos los bomberos.
- De nada, pero me voy. Tengo que encontrar a Fuego.

Pablo entró en un parque y preguntó a unos niños que estaban jugando en el arenero.
- ¿Habéis visto a Fuego?
- Nooooooo -dijeron todos a la vez. De repente oyó que un grupo de pequeños lloraba.
- ¿Qué pasa? -les preguntó.
- Buaaaaaaa, buaaaaaaaa, buaaaaaaa. Se nos ha quedado enganchada la pelota en esa rama taaaan alta -corearon.
El bombero no se lo pensó dos veces y acercó a Nino al árbol, extendió la escalera ...

Chucuchucuchucuchucuchucuchucuchucuchucuchucu

... y subió rápidamente a la rama más alta.
- Aquí tenéis la pelota
- ¡Gracias Pablo!
- De nada, pero me tengo que ir que todavía no he encontrado a Fuego.

De repente:
- Guau, guau, guau, guau.
- ¡Es Fuego! -afirmó entusiasmado. Corrió lo más rápido que pudo y se encontró al perrazo nadando en medio del lago del parque. Iba directo a un gato que se colgaba con desesperación de una rama y estaba a punto de caer al agua.
- Miauuuuuuuu, miauuuuu -sollozaba asustado el gato.
Afortunadamente, el gato cayó sobre la espalda de Fuego que lo llevó nadando a la orilla.
Allí le esperaba Pablo.
- Fuego, Fuego. ¿Por qué te has ido? Te he echado mucho de menos.
- Guau guau -ladraba Fuego mientras lamía la cara de Pablo.

De repente se oyeron unos sollozos desde el árbol donde se había subido el gato. Cuando Pablo miró hacia arriba vió a una niña llorando.
- ¡Miau, miau! -gritaba el gatito mirando hacia la pequeña.
- No te preocupes -le dijo Pablo-. Yo te bajaré.
El bombero usó la escalera de Nino para subir al árbol.

Chucuchucuchucuchucuchucuchucuchucuchucuchucu

- Vamos, ven -Pablo le tendió la mano, pero la niña tenía miedo. Menos mal que el gato subió rápidamente al árbol y convenció a la chiquilla con suaves maullidos.

- ¡Eh! ¡Si eres un gato bombero! -exclamó Pablo-. Me temo que Fuego se encuentra muy solo en la central. ¿Te quieres venir conmigo?

- Miau, miau, miauuuuu, sí, sí, miauuuu.

- Necesitamos un nombre para ti y tengo uno perfecto: ¡Agua!


viernes, 2 de diciembre de 2011

Fuego

























De repente en la central: Uaaaaaauaaaaaauaaaaaauaaaaaaa
Empezaron a sonar las alarmas como locas.

- Rápido, todos a sus camiones.
Pablo se subió de un salto en Nino.

Niiiiiinoniiiiiiinoniiiiiinoniiiiiinoniiiiiiiinoniiiiiiinoniiiiiiiiiiiinoniiiiiiiiinoniiiiiiiiiiinoniiiiiiino

Pronto llegaron a una calle donde había mucha gente.
- ¿Qué pasa? -preguntó Pablo.
Una señora muy asustada le explicó lo que pasaba.
- Hay un perro muy enfadado que gruñe a todo el mundo.
Pablo sacó de su camión Nino un palo con un collar de perro en un extremo.
- ¡Yo lo atraparé! -anunció.
- Gracias Pablo, gracias -le decía la gente.

Al final de la calle estaba el perro. Era muy grande.
- Grrrr, gruauuuu, gruaaaaaaurl
Pablo tenía mucho miedo, pero su trabajo era atraparlo.
Se armó de valor y se acercó despacio al perro.
- No te enfades, perrito. Soy un bombero y quiero ayudarte.
- Ainnn, ainnn, ainnnn -gimió el perrazo.
- ¿Qué te pasa perrito? -le preguntó Pablo.
- Guau gua, mi patita, gua, guau
- ¿Te duele la patita?
- Guau guau sí guau guau
- Entonces hay que llamar a la clínica veterinaria para que nos manden una ambulancia

Titutitutitutu

- Hola, ¿llamo a la clínica veterinaria?
- Sí.
- Mandadme una ambulancia rápido. Tengo aquí un perrito herido.
- Ahora mismo va para allá.

Niiiiiinoniiiiiiinoniiiiiinoniiiiiinoniiiiiiiinoniiiiiiinoniiiiiiiiiiiinoniiiiiiiiinoniiiiiiiiiiinoniiiiiiino

Los veterinarios llevaron al perrazo al hospital y Pablo les siguió montado en Nino. Allí, el veterinario curó al perro con mucho mimo y cuidado.

Cuando... De repente...

- ¡Fuego! ¡Fuego! La clínica está ardiendo. Hay que sacar a todos los animales. Llamad a los bomberos.
- Yo soy bombero -exclamó Pablo-. Y tengo aquí mi camión de bomberos.
Corrió hacia Nino y sacó la manguera.

Plosh, plosh, plosh, plosh.

No era suficiente. Menos mal que oía llegar a sus compañeros.

Niiiiiinoniiiiiiinoniiiiiinoniiiiiinoniiiiiiiinoniiiiiiinoniiiiiiiiiiiinoniiiiiiiiinoniiiiiiiiiiinoniiiiiiino

- ¡Socorro! ¡Socorro! -uno de los veterinarios gritaba asustado.
- ¿Qué pasa? -preguntó Pablo.
- Se me ha escapado un pajarito, se va a quemar. Se ha ido volando por ahí -señaló el veterinario.

- Pío, pio. pio

- Ya lo veo. Nino, extiende la escalera. Hay que cogerlo.

Chucuchucuchucuchucuchucuchucuchucuchucuchucu


- No llego, es imposible -se lamentó el bombero.
De repente, oyó algo a sus espaldas.

Tocotó tocotó tococtó tocotó tococtó tocotó tococtó tocotó tococtó tocotó tococtó

Era el perrazo que subía corriendo las escaleras de Nino. Cuando llegó donde estaba Pablo dio un gran salto y cogió al pajarito con la boca.

-Pío, pio, ¡piooooooooo!

Al perro le dolía la patita, pero hizo un gran esfuerzo. Le dio al bombero el pajarito abriendo la boca despacito.

- Muy bien perrito. Eres un auténtico bombero. Has salvado al pajarito. Deberías quedarte conmigo en la central.
- Guau, guau, sí, guau, guau -ladró emocionado.
- Genial. Te voy a llamar Fuego. Serás nuestro perrito bombero. ¿Quieres que te dé una vuelta con Nino por toda la ciudad?
- Guau, guau, guau, sí, guau guau -Fuego daba grandes saltos de alegría. Y Pablo le llevó a dar una vuelta a la ciudad con Nino.

Niiiiiinoniiiiiiinoniiiiiinoniiiiiinoniiiiiiiinoniiiiiiinoniiiiiiiiiiiinoniiiiiiiiinoniiiiiiiiiiinoniiiiiiino

jueves, 1 de diciembre de 2011

Pablo el bombero




















El jefe de bomberos reunió a todo el personal en la central.
- Tenemos un compañero nuevo. Os presento a Pablo.
La carcajada fue general. El nuevo bombero era muy pequeñito.
- Pero jefe, es tan pequeño que se nos va a perder un día.
Pablo se puso tan rojo como su uniforme.
-Soy el mejor bombero de la central y lo demostraré -afirmó categóricamente el nuevo.

De repente: Uaaaaaauaaaaaauaaaaaauaaaaaaa

La alarma de la central empezó a sonar como loca.

- Rápido muchachos, ¡a los camiones! Hay una emergencia. Pablo, ve con algún compañero que te enseñe cómo funciona esto.

Pablo se metió en un camión rojo y enorme sin pensárselo dos veces. Sus compañeros todavía seguían riéndose a sus espaldas.

Niiiiiinoniiiiiiinoniiiiiinoniiiiiinoniiiiiiiinoniiiiiiinoniiiiiiiiiiiinoniiiiiiiiinoniiiiiiiiiiinoniiiiiiino

Pronto llegaron al lugar de la emergencia. Se estaba quemando un rascacielos altísimo.

- ¡Rápido, las mangueras!

Plosh, plosh, plosh, plosh. Las mangueras tiraban agua a toda velocidad.

Un vecino se acercó a ellos angustiado.
- Mi gato, mi gato -se lamentaba-. Mi gato está dentro de mi casa.
-¿Cual es su casa? -preguntó un bombero.
- Esa de ahí.
- Enseguida subo -el bombero acercó su camión y desplegó la escalera sin perder un segundo. Detrás de él, subió Pablo. Al ir a abrir la ventana...
¡Clan!
- Se ha quedado trabada, no se puede abrir más -se lamentó el bombero-. No quepo.

- Voy a por el hacha -dijo el bombero.
- ¡No hay tiempo! -exclamó Pablo-. Yo puedo entrar.
Y, dicho y hecho, el pequeño bombero se coló por la ventana sin ningún esfuerzo.
- Gatito, gatito, ¿dónde estás? -parecía que el techo no iba a aguantar mucho tiempo sin caerse. Pablo buscaba al minimo por toda la casa veloz como una flecha.
- Miauuuuuuu, miauuuuu -el gatito se había subido a lo alto de un armario.
- Ya te tengo -anunció triunfal el pequeño bombero. Sin perder más tiempo salió de nuevo por la ventana con el gatito en los brazos.
- ¡Bieeeeen! ¡Bravo por Pablo!

-¡Socorro! -oyeron los bomberos-. ¡Socorro!
-¡Allí! -señaló uno de ellos-. En esa ventana tan alta.
Una chica pedía ayuda desde el interior de uno de los pisos.
- ¡Socorro! -gritaba la chica-. El fuego se acerca. Sacadme de aquí rápido.

- Vamos a tener que subir la escalera del camión muy muy alto.

Chucuchucuchucuchucuchucuchucuchucuchucuchucu Subía la escalera sin parar. Alto alto.

Tan alto la subieron que el peso de un bombero y la chica podían hacer que se cayera el camión. Era muy peligroso, pero Pablo no tuvo miedo en ningún momento.
- Yo soy el que menos pesa, así que yo subiré.
En un plis estaba en lo alto de la escalera ayudando a la chica a salir por la ventana. El camión se tambaleó un poco, pero aguantó hasta que los dos estuvieron en el suelo.

- ¡Bien por Pablo! ¡Ha demostrado ser el mejor bombero de la central!
Tan bien lo había hecho que el jefe le dió su propio camión de bomberos. Era intensamente rojo y muy brillante.
- Te llamaré Nino -anunció Pablo muy contento.

- Chica, gato. ¿Queréis que os lleve a dar una vuelta en Nino por toda la ciudad?
- Síiiiiiiiiiiiiiiiiiii
- Miauuuuuuuuuuuu

Y Pablo les llevó montados en Nino por toda la ciudad para gran júbilo de los dos.

Niiiiiinoniiiiiiinoniiiiiinoniiiiiinoniiiiiiiinoniiiiiiinoniiiiiiiiiiiinoniiiiiiiiinoniiiiiiiiiiinoniiiiiiino